Cada día nos sorprende, me sorprende cómo se va desarollando la campaña de la recogida de aceituna. A su comienzo yo, como aquí mismo comenté, esperaba una baja calidad en el aceite y estoy feliz comprobando que la acidez que consigo no sube en estos momentos más de 0.40 puntos. Esto logicamente anteponiendo la búsqueda de la calidad a la del rendimiento que, no obstante, ha vuelto a subir en los resultados de los últimos análisis.
He luchado toda mi vida por esa calidad, para que nuestro aceite sea valorado y reconocido y distinguido en todo el mundo, sin mezclas y sin adulteraciones y con un etiquetado correcto y no quiero renunciar a esa lucha, a pesar de que el precio de un aceite virgen extra no es,estos momentos, practicamente diferente del lampante, obtenido,en su mayor parte, de las aceitunas tiradas al suelo.
Los únicos que, hoy, se benefician de la calidad de ese aceite son las almazaras y los que lo envasan y comerzializan. Nosotros en esa búsqueda perdemos dinero.
Aunque yo siempre pienso que, ante situaciones como las actuales en las que lo único no sorprendente es el bajo precio de nuestro líquido, antes se buscará un aceite excelente que otro de inferior calidad.
Apostar por las APIs, como yo he hecho y también he dicho aquí en varias ocasiones, es una convicción y no un negocio por ahora. Seremos nosotros, los que creamos en la bondad de nuestro producto, los que haremos realidad con nuestra constancia un sueño que ya va tomando forma.
Yo pasaré estas Navidades bajo las ramas y en el refugio de mis olivos y os deseo también a todos muy buenos días navideños al lado de los vuestros y disfrutando de ellos, porque ellos son nuestro mejor regalo.