martes, 30 de abril de 2013

AHORA EL FRIO

Hoy es el frio el que nos inquieta con este repentino invierno que estamos viviendo. La luvia ha beneficiado a nuestros olivos que ahora, en gran número, se encuentran cubiertos de nieve y nos hacen dudar de las promesas que nos anunciaban y tanto ansiamos.
Siempre pendientes del tiempo, del viento, mirando al cielo. Oficio eterno.
Es verdad que también a veces el tiempo se convierte en nuestro aliado. Los pronosticos señalan subidas paulatinas de las temperaturas a partir de mañana. Los olivos seguirán resplandecientes y deseo, tenemos que desearlo todos con fuerza, que no sufran daño en su trama ni en su floración.
La lluvia igualmente me ha dejado sembrar pipas y hasta curarlas de hierba y ahora ha vuelto para asegurarles una buena nascencia en un terreno que de inundado había pasado a seco e impedia su crecimiento.
Y así esperamos siempre. Seguimos esperando que el precio del aceite, que baja y baja todos los días, remonte cuando los italianos, no satisfechos con Túnez, Marruecos o Portugal, vengan a comprarnos nuestro aceite ¿ En Mayo?.
Esperamos que los expertos y sus cuentas nos digan si los proyectos sobre comercialización de aceite de producción integrada nos pueden ser rentables.
Esperamos que las pipas y el trigo recompensen nuestros esfuerzos.
Quizá también ese otro oficio nuestro de esperar y de temer sea un oficio eterno de ilusión y de vida y quizá esté haciendo que se vuelva a comprar tierra como valor seguro en estos tiempos en lo que todo se cuestiona y no satisface.
¡Y ya el coste de nuestro gasoleo ha empezado a bajar!

martes, 16 de abril de 2013

TENEMOS SOL

Y con el sol ha aparecido la luz y la esperanza ha renacido.
El campo está hermoso como nunca. Las tierras han empezado a secarse y todos nos hemos lanzado ya con la ilusión de una buena próxima cosecha a cuidarlos, a tratarlos y a sembrar el girasol que empezabamos a dar este año por perdido.
La fuerza de la naturaleza efervescente nos ha contagiado y las cubas de tratamiento, los tractores y demás maquinarias invaden nuestros campos. Nos las hemos arreglado con dificultad, con préstamos, con  el anticipo del pago de la P.A.C, para seguir arrastrándolas detrás de nosotros que, de repente, nos hemos erguido, esperando que ese sol que ahora tanto deseabamos no llegue a secarnos o a incendiarnos.
A mí incluso, en estos días, se me ha abierto la ventana que estaba empujando hacía mucho tiempo. Me refiero a mi intento, comentado aquí tantas veces, de comercializar el aceite de producción integrada de un modo que pueda resultar rentable y compensar el coste que esa producción supone.
Al final ninguno de los socios de la API,  a la que pertenezco, respondió a mis llamadas o a mis múltiples peticiones, pero gracias a los técnicos de campo y de almazara de la propia API, que se han prestado a ayudarme, sin exigir pago por su trabajo y sus favores en este primer intento, y gracias también al presidente de la pequeña almazara donde yo llevo la aceituna, buen amigo mio y persona de total confianza y con la honradez que requiere un cargo como el que tiene, vislumbramos poder moler en la próxima campaña aceituna con la calidad de produccción integada.
Por el momento sólo una pequeña cantidad de la mía, a modo de prueba y siempre que logremos unos canales de comercialización fiables y fáciles. Epezariamos por la vía "on line" y ya estoy en conversaciones con conocidos interesados en el tema.
Pero lo que me hace llenarme de sol y luz es el hecho que haya gente en este nuestro mundo de competencia, zancadillas y engaños que se ofrezca a colaborar en un proyecto que no tiene garantias de triunfo, pero que está lleno de ilusión y entusiasmo.
Queremos que sea una lanza que abra a los agricultores y, en especial a los olivareros, nuevos caminos de libertad, nuevos caminos de seguridad que pongan nuestro trabajo y nuestro producto en el ranking de calidad y de prestigio que merece y que nosotros necesitamos.
Lo que mucho se desea  se llega a conseguir. Y así ni siquiera el sol podrá quemarnos.       

martes, 2 de abril de 2013

MUCHOS A PUNTO DE NAUFRAGAR

La situación en la campiña de Córdoba sigue siendo cada vez más angustiosa, sobre todo, para los cereales, concretamente los trigos, que o bien están inundados, encharcados por las llluvias y ya se pueden considerar totalmente irrecuperables o bien, estando crecidos,  han sido invadidos por la alpistera, la avena y por hierbas de hoja ancha.
En estos trigos el problema sigue siendo que no se puede entrar en ellos para poder curarlos. Cárcavas llenas de agua o rebosantes de humedad los atraviesan impidiendo el uso de cualquier maquinaria en contacto con ellos. Los únicos trigales que se salvan y están preciosos son los que se curaron antes de las recientes y continuas lluvias, tratamiento este año también más necesario, conociendo que la Comisión Europea prevé que los precios de los cereales, a medio plazo, sigan manteniéndose por encima de los niveles históricos, como consecuencia de unas bajas existencias.
El problema de las oleaginosas, y ahora me refiero al girasol, se centra practicamente en el hecho de que ya todos los productores, por las razones expuestas, dudamos poder sembrarlo. También sabemos que hay semillas de ciclo corto, que sembradas a finales de Abril o principios de Mayo dieron el año pasado buenos resultados, pero ya miramos al cielo, nuestro gran benefactor y amigo con recelo y miedo.
Los olivos están soportando mejor estas inundaciones, incluso los de la campiña, aunque tememos que, cuando el sol aparezca, muchos más se secarán por asfixia radicular.
Y el aceite sin poder venderse por la falta de demanda que se prolonga y nosotros ya incluso tentados de suprimir todo tratamiento y cualquier jornal, aunque tengamos noticias de que la Delegación de Cordoba y la Consejería han iniciado contactos con Sevilla para lograr paliar los daños de estas inundaciones y ASAJA-JAÉN se proponga solicitar una reunión con el Ministerio de Empleo y el de Hacienda con el fin de "mostrarle las cuentas reales del olivar" y pedirle que, al igual que ha velado por el subsidio agrario, lo haga por la renta de los agricultores.
Promesas bonitas que estamos hartos de oir, buenas intenciones que nunca tienen respuesta y ni siquiera son creibles para las mismas organizaciones que las promueven.
A mí solo me queda ahora abrazarme más fuerte a mis olivos, besar mi tierra y buscar una prodigiosa arca de Noé.