lunes, 15 de junio de 2015

EL PRAY OLIVARERO


 
Mi campo de Jaén

Todos los olivareros de Jaén y de sus pueblos como me pasa a mí en mi campo de Alcaudete hemos sido atacados por la plaga de la tercera generación de pray que, sin esperarla y repentinamente, se ha presentado para destrozar nuestros olivos. Enseguida nos hemos puesto todos los que vemos alguna aceituna en nuestros árboles a curar, a pesar del coste y el poco dinero en estos momentos disponible para nosotros. La cosecha, para los que la hemos tenido, ha sido escasa y los que para la próxima ahora la tenemos en una pequeña cantidad caída en toda su abundancia por los dos malignos días de calor que hubo, no queremos quedarnos sin ella, sabiendo que apenas llueve y que la tierra está seca. Ya estamos terminando esa cura. Yo, quizás, lo haga el martes. Los olivos están mucho mejores, tal vez debido a la cura, tal vez al tiempo, tal vez por la humedad que la reciente poca lluvia les ha proporcionado. Nuestro campo, en estos momentos, es un espectáculo primaveral precioso y algunos olivos con aceituna colgada y hermosa es su centro y la admiración de propietarios, vecinos, e incluso, de viajeros nacionales y extranjeros. Este problema no existe en Córdoba donde está mi otra finca y donde la floración siempre es más temprana. La aceituna ya está verde, mezclada con morada, muy gorda, reluciente y con mucho mejor aspecto que la de Jaén- De todo lo dicho se deduce lo de siempre: El trabajo en el campo es muy difícil, por mucho que te guste,lo ames y te dediques a él en exclusiva, como me pasa a mí, que mi único descanso, y sólo los domingos, estoy, con igual pasión, en la actuación teatral, que desde pequeña y en plena libertad he ejercido. No puedo sino terminar diciendo, otra vez más, que, aunque ofrezca muchas dificultades, el campo y su trabajo es algo grande que te enseña a ser auténtico, a despreciar y evitar los engaños, a mirar todo y a todos con sencillez y gran humildad. Y sé, estoy segura, que mis hijos van a seguir mis felices pasos.