sábado, 30 de junio de 2012

OTRO ROBO EN LA CAMPIÑA DE CÓRDOBA

Esta madrugada me han vuelto a robar en el cortijo de la campiña de Córdoba. En ese cortijo que este año no ha proporcionado ni trigo ni tampoco proporcionará pipas de girasol.
Por la mañana me había paseado entre el barbecho, comprobando la dificultad que va a tener el pajero, que había prometido venir hoy,  para conseguir alguna alpaca. Y a las seis de la mañana recibo la noticia del robo.
Esta vez se han llevado más cosas pequeñas y vendibles que en ocasiones anteriores y os doy la lista de algunas para que las escondais bien, incluso inventándoos escondrijos secretos como quizá haga yo, para no ser constantes victimas de estos expertos que atraviesan puertas y vallas con arte y conocimientos sobrados:
- UNA SOLDADORA ELÉCTRICA.
- 300 L. DE GASOLEO BONIFICADO.
- 20 L. DE ACEITE DE MOTOR
- 20 M. DE CABLE ELÉCTRICO.
- UNA BATERIA TUDOR PARA TRACTOR.
- UN TALADRO ELÉCTRICO.
- UN JUEGO DE LLAVES AUTOCLÉ.
- UNA CAJA DE LLAVES DE HERRAMIENTAS DE TRACTOR.
- UNA LLAVE GRIFA DE RUEDAS ESPECIAL STILLSONE
- UNA LLAVE GRIFA.
Todo esto más el destrozo de la puerta que ha sido lo peor y será lo más costoso y demuestra, como ocurre siempre, que cuanto más fuerte, segura y antirobo sea la puerta más daño y perjuicios son los que causan.
También, como habitualmente nos dicen la guardia civil y la policia, no se puede hacer nada contra estos delincuentes. Están perfectamente organizados y coordinados e incluso llegar a no llevarse el botín si sospechan que, de alguna manera, corren algún riesgo.
Las fuerzas del orden duermen en los caminos, pueden que cumplan su misión de vigilancia, pero no pueden cogerlos.
Estamos ante una cuestión tan aguda de supervivencia que obliga a coger 20 m. de cable eléctrico  con la esperanza de convertirlos en unos pocos euros.
¿Pero los agricultores, cómo podremos sobrevivir a estos desmanes que, a lo mínimo, pueden ascender a más de 3000 euros? ¿Adónde nos vamos a agarrar nosotros los que no sabemos robar? ¿Cómo nos vamos a defender si ni siquiera tenemos una buena red eléctrica y los guardas privados tienen sueldos altos y tampoco para conseguir una vigilancia privada conjunta los cortijos nos ponemos de acuerdo?.
Sólo me queda pelear con el Seguro, para que, al menos, pague y se responsabilice de algo.
Y SIGUE SIEMPRE LA ESPERANZA.

jueves, 21 de junio de 2012

SEGUIREMOS MIRANDO AL CIELO

Hoy he recogido el trigo y el resultado ha sido el que me esperaba. 
Con dificultad puedo llevar a la venta 16.000 kl. de las 95 fanegas sembradas. Y, como está ocurriendo este año, esos kilos estaban en las partes húmedas de la finca, inundadas y sin producción en los dos últimos.
De paja, logicamente, tampoco he podido conseguir una cantidad que me sea rentable y he tenido que venderla a bajo precio, a pesar de su escasez, por las dificultades expuestas por el pajero para poder sacarla.
Con respecto al trigo esperaré su liquidación. Ahora los precios son bajos y todavía no tengo los análisis que será el punto a pelear con el comprador para clasificarlo en alguna de las tres categorías propuestas. A simple vista su aspecto era el de un trigo raquítico y enfermo. De todas maneras, con mi optimismo y la fuerza que siempren me acompañan, espero pagar el gasto de la cosechadora y parte, al menos, del dinero utilizado en los abonos.
Lo que me ha puesto contenta y me está manteniendo ese optimismo alocado mio es que he visto que algunos vecinos, aunque no los más próximos, van a tener una buena cosecha de girasol. Lo sembraron en Marzo y aprovecharon muy sabiamente esos 100 litros caidos por nuestra comarca en ese mes. 
Yo no lo hice por miedo, pero me alegro por ellos como si fueran mis propias panochas. Pienso que en otra ocasión me tocará a mí esa suerte y me confirmo en mi idea de que en la agricultura, como en la vida, hay que arriesgarse, aunque a veces se pierda. Además en la agricultura siempre se pierde mirando al cielo.    

jueves, 7 de junio de 2012

LA VIDA SIGUE IGUAL

Después de varios intentos no pude conectar con Luis del Olmo y por supuesto no pude exponer nuestros problemas, lanzar nuestro grito de desesperación en su programa.
Y "la vida sigue igual" como cantaba aquel cantante ídolo de nuestros padres.
Sigue igual el precio del aceite que no se ha visto afectado por el momento por el almacenamiento privado. Siguen las mismas promesas y buenas intenciones de los políticos. Siguen acumulándose las facturas que no se pueden pagar, ahora las de la pequeña e imprecindible cura que hemos tenido que hacer en Mayo. Sigue la urgencia de vender, como sea, algunos kilos de aceite para atender las nóminas de este mes para unos trabajadores que cada vez se contratan en menor número.
Lo que no sigue igual es el ánimo de los agricultores. El otro día un agricultor, olivarero concretamente, mirándome con sus ojos ya cansados de rojos de sol y viento me preguntó: "¿ Y ahora qué hacemos cuando hemos renunciado a todo por nuestra tierra, por nuestros árboles?.
No me atreví a decirle que la solución está en nuestro cambio de esquemas., quizá en otra forma de gestionar nuestro campo, que es nuestra única y gran empresa.  Lo ví exhausto, sin fuerzas como el que lleva una carga sobrecogedora sobre sus espaldas, añorando por primera vez aquel trabajo fijo, tranquilo y mucho mejor considerado y remunerado..
Pero de los mineros se oye hablar. Sabemos todos de su huelga y estamos con ellos. ¿Qué será necesario para movernos a nosotros, si en nosotros no confiamos? ¿Quién hablará de nosotros y nos oirá?