domingo, 16 de enero de 2011

LAS DUDAS DE LOS AGRICULTORES

La duda, la inseguridad se ha apoderado de todos nosotros, a pesar  de que estos días de calor y buen tiempo estamos aprovechando para coger nuestra aceituna, que de una u otra manera, por muy bien que vaya saliendo, siempre nos quita el sueño y no nos deja mucho tiempo para pensar.
 Sólo temblamos cuando tenemos que pagar el gasoleo porque seguimos sin explicarnos la falta de subvenciones apropiadas para el combustible  agrícola, especialmente, en tiempos de recolección. Deseamos que los rendimientos, bajos debido a las pasadas lluvias que han engordado y mojado el fruto, suban. Y muchos tememos que el olivo con este tiempo empiece a moverse antes de tiempo y más tarde se vea perjudicado por heladas paralizantes. 
Todas estas dudas, inseguridades y temores se han visto aumentados en mi caso por la propuesta de compra de mis mejores plantones de la campiña de Córdoba y los que yo he puesto con toda mi ilusión y esperanza.
 La tierra está llena de cárcavas, barrancos rebosantes de agua y pide un gran gasto de dinero y de trabajo.  Me he sentido tentada, pero no he sido vencida, ni por el precio ni por el desánimo. Otro año más intentaremos paliar los daños más graves. Porque  no quiero pensar que, con la parcelación abusiva de nuestras tierras, llegue un día en que sean los chinos los que se apoderen de ellas, compren nuestro aceite y, como suyo, sea  manejado y envasado por ellos e invada China y toda Asia. Ese tesoro es nuestro y es nuestro deber y nuestra obligación gestionarlo y venderlo bien.
 No podemos permitir que vengan  italianos o chinos o... a quitarnos lo que es nuestro, enriquecerse con ello y dejarnos a nosotros sin nada o al margen. Y yo ya me estoy moviendo en todos los campos, tambien en la comercialización,  y esta tentación que se me ha presentado me ha dado más fuerzas para luchar, para defender nuestro aceite, para darlo a conocer, nosotros, por todo el mundo y para no vender nuestras tierras.      
 

miércoles, 5 de enero de 2011

INCIERTO AÑO NUEVO


Tenemos miedo y estamos inciertos e inseguros acerca de lo que nos deparará este año recien estrenado. Con las uvas imaginamos nuestros olivos florecientes, su aceite pagado a buen precio y nuestro trigo vendiéndose por todo el mundo. Hemos oido hasta la saciedad que hay escasez de cereal en las zonas dedicadas a su cultivo y que el aceite de la primera multuración ha salido excelente.
Pero la realidad nos ha mal acostumbrado. Vemos que los precios no suben, que las lluvias no cesan y no vamos a poder recolectar apropiadamente nuestra aceituna que se va a peder en cantidades importantes, a pesar de las esperanzas puestas en esta cosecha. De la misma manera contemplamos con ojos bien abiertos el trigo inundado y amarillento. Y no dejamos de sentir sobre nosotros esa espada de Damocles de la futura P.A.C.
 Sin embargo debe haber alguien que, como yo, se haya sentido orgulloso y contento estos días al leer y oir en todos los medios de comunicación que uno de los pocos sectores en el que el paro ha descendido en este  terrible mes de Diciembre ha sido la agricultura. Nuestras recolecciones atraen y solucionan problemas a mucha gente, sobre todo, en estos tiempos. ¿Por qué no se estructura, dignifica y regulariza mejor el trabajo en el campo?. Quedamos todavia mucha gente apasionada por él, dispuesta a trabajar hasta la completa extenuación con tal de vivir de la tierra, sólo de la tierra, y poder dar empleos con ella.
Yo este año me he propuesto comercializar el aceite que producimos en la pequeña almazara del pueblo. La calidad del aceite lo merece. Me estoy moviendo por Madrid e intento probar  suerte en Canarias.  Lo primero es empezar y nosotros ya lo estamos haciendo desafiando al año que tenemos por delante y preparándonos para empuñar con más fuerza las armas.