Ojalá se cumplieran, que bien nos las tenemos merecidas, las palabras que la presidenta Fernández de la Vega dijo el sábado pasado, cuando visitó la zona inundada por las lluvias y la crecida del río Guadalquivir en el entorno de Palma del Río.
Pero me temo que fueran otra vez, sólo, las palabras bonitas que un político tiene que pronunciar en una circunstancia semejante, si quiere que los andaluces sigan votándole, palabras que ya nos hacen sonreir con rabia y pena a todos los que vivimos en esta tierra:" EL GOBIERNO ESTÁ CON ANDALUCIA SIEMPRE, PERO MÁS QUE NUNCA EN ESTOS MOMENTOS DIFÍCILES, PUES SOMOS UN PAÍS, UN ESTADO SOLIDARIO Y NO VAMOS A DEJAR A NADIE EN LA ESTACADA".
Queremos hechos, acciones, ayudas concretas y rápidas, porque ya estamos en la agonía.
Ella aseguró que una vez que el Ministerio del Interior haga una valoración de los daños se pueden tramitar ayudas y subvenciones que no olviden a nadie para "paliar en la medida de lo posible y cuanto antes" los perjuicios causados en viviendas y enseres, empresas, explotaciones agrícolas y ganaderas, cosechas, caminos, carreteras y otras infraestructuras.Palabras abstractas, siempre vacias. No habló de dinero -¿habrá ahora presupuesto para nosotros?- No habló de plazos de tiempo, de obras concretas que contengan el agua dentro de nuestras balsas,de nuestros embalses, tambíen los privados que tanto esfuerzo y sacrificio nos ha costado conseguir y que estan a punto de estallar. Los pronósticos de lluvia no son buenos y si no se hace algo muy pronto todos vamos a vernos nadando en el mar sin cosechas y desnudos. Habrá que creer o soñar con las palabras de la ministra.
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