domingo, 29 de mayo de 2016

DESPEDIDA DE ESTE BLOG

Quiero deciros que no voy a escribir más en este blog. Su época pasó y ahora lo cómodo es leer, en su lugar, twits. Os agradezco alguna lectura, quizá hecha por alguno de vosotros, y, si queréis, os remito, con humildad y mi mejor buen hacer a mis twits.

jueves, 3 de marzo de 2016

LA COSECHA DE ACEITUNA ESTE AÑO

Este año la cosecha ha sido difícil. Los olivos que no han sido regados se han puesto con ese color amarillo que todos conocemos y no han dado ningún fruto. Los que se riegan o están en tierras húmedas, especialmente en la campiña, se han podido salvar y han dado un buenísimo líquido de oro.
Yo estoy muy contenta con el resultado, gracias a mi gran encargado, a mis trabajadores, a mi gran esfuerzo y a mi gasto exclusivo para que mis olivos no desaparezcan y mis hijos, que no los visitan, no los hagan desaparecer nunca.
Y eso es algo que les digo y les repito constantemente, aunque no les pido que vayan. Ellos tienen su trabajo, ganan bien y no confían en estas incertidumbres que nos aquejan sin poder determinar lo que vamos a ganar de dinero al final de una recolección. Sólo dependemos del tiempo, la lluvia y del trabajo hecho en el momento adecuado. Y eso, sí, es exclusivamente de nosotros.
Pero eso, hoy día, no lo quiere nadie. Yo antes no trabajaba en mi campo. Dejé mi trabajo para dedicarme con amor y pasión a él. Veía lo que estaba pasando, incluso con los buenos campos de mi familia. No los cuidaban, no se gastaban dinero en los productos, que los olivos necesitan, y aquellos olivos hermosos ahora están feos y da pena mirarlos y recordar cómo llegaron a estar. No, a nosotros no puede pasarnos eso porque vivimos para ellos
Aunque yo misma para no obsesionarme con mis pequeños campos, hago teatro, cuando me llaman, y estoy aprendiendo alemán, idioma que por su dificultad y mi falta de tiempo por las obligaciones impuestas por mis tierras, quizá abandone, aunue me gusta mucho y de pequeña aprendí.
Es cierto que hay épocas, como la de ahora después de la aceituna, en la que se acumulan muchas faenas, sobre todo con el tiempo tan primaveral que hemos tenido que ha adelantado los cultivos.
Tenemos las curas, el arado, la tala, la recogida del ramón, etc, etc. y hay que solucionarlo todo. Nosotros lo haremos, pero siempre aparecen problemas y ahora lucho con la tala. Mis taladores, buenos amigos, no me han talado mucho y aquí todo el mundo hace tiempo que lo hizo. Ellos tienen muchos otros buenos amigos y  pretenden atendernos a todos.
Pero no, no me puedo quejar ni de la cosecha ni del precio del aceite. Al no haber, subió mucho este año, incluso vendiéndose al mismo precio el lampante y el extra. Ahora ha subido unos pocos céntimos diferenciándose estos dos aceites y espero que suba más y venderemos lo necesario para poder vivir todos, incluidos esos olivos y cereal que me subyugan  y me encantan
Hay otras épocas en que no hay casi nada que hacer y entonces es cuando mi encargado, obligado por mí, y yo cogemos las vacaciones que nos merecemos.
Por supuesto no dejamos abandonados nuestros campos. Cogemos legalmente, a un peón que no tiene trabajo y que conocemos por su buen hacer, en estas ocasiones, en nuestro campo, y nos marchamos deseando volver. 
Con ellos, me enterraré, y mi encargado también. Aunque ahora dice que conmigo se irá, si no arreglamos lo de mis hijos. Y eso, de la misma manera, lo conseguiremos juntos.
Probarlo y, a lo mejor, me dais las gracias.       

sábado, 21 de noviembre de 2015

OTOÑO EN LOS OLIVOS

Este otoño ha sido inesperado en nuestro campo andaluz de Jaén y Córdoba, como lo ha sido en toda Andalucía y en toda España.
El sol y el calor han durado mucho sin caer lluvia alguna . Pero, sin poder encontrar explicación, los olivos que se han regado, y algunos lo seguimos aún haciendo, milagrosamente, están muy buenos y con el doble de aceituna que en años anteriores, hasta el punto que muchas ramas se están rompiendo del gran peso que les carga.
No pasa así en los de secano, incluso en los que tienen riego, pero no están cuidados con el cariño y el interés que tenemos mi buen encargado y yo. Tener los olivos y el cereal bueno supone un gasto inmenso por el precio de los abonos, los trabajadores contratados y demás y demás.
A todo esto, hay que añadir que ya nadie cree en el campo como medio para ganar dinero. Casi todos los propietarios trabajan en oficinas con mejor sueldo del que alguna vez podrían obtener de un campo donde no se pueden esperar maravillosos resultados económicos. No aman la tierra ni la sienten como nosotros, un vínculo especial del que no nos podemos apartar.
A nosotros nos basta con ver crecer las cosechas, admirarlas y sentir la mayor satisfacción posible al comprobar que esa belleza y armonía se ha conseguido gracias a nosotros, a los que nos gusta las cosas bien hechas y no tanto el dinero que podamos obtener de ellas.
Son muchos los jóvenes que se ocupan del campo de sus padres, obligados por estos.
La mayoría lo hacen sin gusto, y, al final, los padre o ellos mismos cuando estos faltan, lo venden. Y ahora sólo hablo de familias con propiedades grandes y heredadas.
Con los propietarios de pequeños campos, cosa que en Jaén y Córdoba suele ser lo habitual, todo es distinto. Viven cerca de ellos y en cualquier momento, incluso del fin de semana trabajan en su campo.
 Lo curioso ha sido, como he dicho al comienzo, la gran cosecha que se puede avecinar si el tiempo nos ayuda
 El  frío, más aún, que la que la lluvia que se anuncia, nos hace temblar en estos momentos cuando ahora con la aceituna en el árbol y a punto de ser cogida no se necesita eso. Muchos ya hemos empezado hace unos días y el día 1 de Diciembre empezaré con todo insistiendo en los olivos en los que  lluvia y frío harían desaparecer aceituna , por su situación y su tipo de tierra.
Por eso espero y deseo con todo mi corazón que si llueve o hace frío mis zonas se salven que, a veces, deseándolo mucho y con mucha fuerza las cosas se consiguen y lo digo por experiencia y con la seguridad que yo tampoco olvido esto.
¡Ojala mis sueños se consigan! y no sólo por mí, sino, sobre todo por mis hijos, que si ven el campo precioso y cargado no se atreverán a venderlo, como ya están comentando entre ellos.

  • Mi trabajo sé que será reconido.

   

domingo, 6 de septiembre de 2015

EL CAMPO DESPUÉS DEL VERANO

He vuelto al campo después de unos  pocos días de descanso en Fuenterrabia y hago igual que hacia mi padre  que pensaba que se tenía bien merecidas unas vacaciones en un sitio donde no tuviera que pasar ese calor estival al que nos tienen acostumbrados nuestras tierras.
Recuerdo aquellos viajes cuando yo era muy pequeña. Me parecían larguísimos y no se acababan nunca. También recuerdo de que no lo pasaba bien.
Salíamos con unas amigas y una muchacha al parque a jugar a los cromos. Mis padre se tomaban vacaciones de sus hijas en aquellos días y apenas los veíamos.
Yo quería volver para verlos y jugar con las niñas del campo a las cocinitas, que quedaban preciosas en los troncos de los grandes olivos con sus pedazos de platos rotos y que buscábamos y  encontrábamos en la basura, situada, naturalmente, en un gran hoyo hecho debajo de un olivo.
Así, desde pequeña, siempre he preferido el campo, mi campo y sus gentes, a cualquier otra vacación, porque yo tenía siempre una vacación que me colmaba de felicidad.
Y ahora,cuando me dedico de lleno al campo, después de haberlo intentado en varias ocasiones y de haber trabajado en una institución oficial, me encuentro con aquella felicidad de mi infancia.
He visto mi campo fantástico, mejor de lo que me suponía, gracias, y siempre lo digo, a mi buen encargado y a mis trabajadores que sienten esa atadura con la tierra como la siento yo, como creo que les estoy transmitiendo yo. La tierra que cultivan, en gran manera, es igualmente o más suya.
Es verdad que los olivos sin riego de Córdoba están muy mal, pero no completamente secos, como yo temía. A algunos se les puede mirar y más ahora que ya, por fin, empezó a llover allí y en Jaén unos litros que los revivirán.
Lo sabíamos todos, ya no podíamos aguantar más, teniendo olivos sin riego, sin agua y en terreno muy seco. No se hablaba de otra cosa y ahora surge esperanza. incluso con poca agua me conformaría, nos conformaríamos.
Estoy, de todas formas, muy preocupada por el precio que está alcanzando el aceite con esta falta de futura cosecha y de aceite virgen extra.
Mucha gente comprará otros aceites o comprará pequeñas cantidades para usos especiales, porque, incluso el lampante, está a un precio tan alto como nunca.
No quiero, no queremos, precios altos, queremos un precio con el que podamos mantener nuestros cultivos y mantener nuestra clientela.
Esta lluvia, que se prevé también para mañana y quizá también para el día 14, es una salvación que todos consideramos una rama fuerte a la que hay que agarrarse para no volver a caer.
Seguro que, deseándolo todos, algo bueno o mejor conseguiremos de ella.
"Así sea" y termino con esa frase eclesiástica que nunca uso, pero, en estas ocasiones, era en las que mi padre la usaba y era escuchado. No sé por quién, pero que yo ahora necesito usarla.
Necesito tener, por el esfuerzo de todos y el mio propio, tres cuartos, al menos, de una de mis mejores cosechas.  


Mis olivos ahora...

sábado, 25 de julio de 2015

LA SEQUIA

Los olivos y cereales de Jaén y Córdoba están bien, en especial, los que se riegan de manera continua  y vigilada desde el mes de Febrero, como hemos hecho nosotros alentados por el buen encargado, o  están situados en tierras húmedas. 
Los olivos de Córdoba, donde la pequeña balsa particular se ha quedado vacía y están en tierra seca,  ardiente y sin riego están más que malos.
Lo sorprendente es que yo, por ejemplo, pueda esperar si el tiempo lo permite, más de media cosecha. 
Es un milagro, que insisto, se debe, fundamentalmente, al interés que muestra mi encargado y, sobre todo, al que yo le transmito y ya sabe con certeza que estoy prescindiendo de otros muchos gastos míos propios para dedicárselo todo al campo.
Con todo ello quiero demostrar a mis hijos, y creo que ya se van dando cuenta, que todo mi esfuerzo , va dedicado a ellos. 
Para mí no quiero nada. Me basta con ver los olivos cada día más grandes, hermosos y más cargados de aceituna en este tiempo. Olivos que deseo que, cuando los vean mis dos retoños, los cautiven a ellos también.
Porque no quiero que mis hijos vendan nada que es lo que todos los jóvenes, con trabajo y sin vivir cercanos a su tierra, suelen hacer.
La tierra propia y lo digo por propia experiencia te ata y te seduce como ningún otro trabajo de oficina o de colegio o de Instituto puede hacer.
Yo pienso y soy feliz cada día: "Esto es mío y lo he plantado y lo he sembrado yo misma".
Y  ahora los olivos y el cereal están creciendo y están hermosos y los veo sonreír y me abrazo a ellos y los beso en sus ramas finas y delgadas, por muchos años que tengan , gracias a la buena tala que me hace mi gran talador y gran amigo que los admira y me da magníficos consejos que tengo en cuenta siempre.
Vivir en el campo es maravilloso, pero, hay que reconocer, que es difícil vivir sin techo. 
Espero conseguir algo en mis hijos, cuando vean los resultados obtenidos y se alegren ante tanta belleza.
Nunca sabes lo que puede suceder. Hay que mirar al cielo, a la  luna, a las nubes que muchas veces engañan. Pero eso también es un encanto, porque no te deja esa seguridad de obtener todos los meses un salario.
Así pues, no sé qué harán mis hijos, pero, al menos, sabrán lo que está haciendo su madre. Desde luego he encontrado mi felicidad, pero he empezado a encontrarla por ellos y por su futuro.
Y estoy segura que ellos la encontrarán aquí si trabajan y se dedican con entusiasmo al campo de toda la vida.