He vuelto a abrazar a mis olivos, me he metido entre sus ramas que ya están cargadas de aceituna verde y brillante y ellos me han dado su fuerza, la buena y verdadera fuerza de la tierra que cura los cuerpos. Se espera una buena cosecha y hay mucho aceite para el enlace y los precios, en vez de remontar, bajan, como ya es habitual en estos últimos tiempos.
Pero las dos cosas que más me han llamado la atención en esta vuelta, en la "rentrée" de los franceses, han sido: El agobio que he sentido ante las numerosas ofertas que he recibido para incorporarme a alguna API y la esperanza, un poco infantil y benévola, que me han manifestado muchos amigos agricultores, olivareros concretamente, de que con el futuro cambio de gobierno, que ya se da por hecho, la situación para nosotros y para el precio del aceite va mejorar. Es tanto nuestro deseo de cambio que ya estamos dispuestos a creer en los milagros.
En cuanto a la proliferación de APIs, con cuya creación y defensa yo siempre he estado muy de acuerdo, estoy viendo también que hay demasiados intereses de casas de venta de fitosanitarios y de algunos peritos en ser promotores o integrantes importantes de ellas para obviamente obtener sus beneficios. Por eso mi idea primera era la de formar una API familiar en la que ningún miembro tenía otro interés que la calidad del aceite y el intentar obtener por ese aceite, frente a otros, una ventaja económica. Aquello no salió y espero no equivocarme con la elección de la asociación que estoy a punto de integrar.
Aparte de la modificación de la Orden de la Condicionalidad, publicada en el BOJA el 1 de Julio, y que os recomiendo que leaís, si no lo habeís hecho, porque implica importantes cambios en algunas normas a cumplir- a mí, por ejemplo, esta Orden me obliga a tener que sembrar de inmediato gran cantidad de cubierta vegetal- nuestros problemas siguen siendo los mismos: La inquietud y las dudas ante el futuro de la P.A.C, el comprobar que se sigue sin aprobar otra homologación de cabinas que no sea la de Baskonia Bavaria, de lo que, como todos sabemos, se rumorea y se habla mucho del porqué de esa única homologación, el deseo tantas veces frustrado y alentado de una regulación general de las concesiones de aguas invernales y del almacenamiento privado.
En definitiva estamos siempre con los mismos problemas, y enfrentados, una y otra vez, a los mismos bajos precios e intereses.
Y yo, sin cansarme de hacerlo, os insisto de nuevo en este comienzo de nuestro año en que debemos plantearnos de manera definitiva la unión de los olivareros, de los agricultores para que con cooperativas unidas, almazaras unidas, grandes APIs y buenas gentes nos podamos salvar de estos tiempos en que lo único que a nosotros nos puede defender y confortar son las ramas de nuestros olivos ocultádonos con sus hermosos verdes o morados frutos que siempre están ahí esperando, ellos también esperándonos.
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