Se acerca la nueva campaña y me gustaría hacer con vosotros una serie de consideraciones.
Inicialmente se nos había informado, por parte de algunas entidades, de una cosecha record. Hoy todos sabemos que podría tratarse de una campaña media-alta, con una producción capaz de situarse en niveles parecidos a las dos últimas, que han oscilado entre 1.026.000 Tm y 1.236.000 Tm. Esto sin tener en cuenta los daños, todavía no cuantificados, de las tormentas que, desde el 10 de agosto, han mermado estas expectativas y dañando a muchos olivareros. De todas maneras, todavía esperamos que siga esa estabilidad iniciada que nos permite la obtención de un precio digno que asegura la rentabilidad de nuestras explotaciones. Ya que también se nos ha dicho que las existencias totales de aceite, en estos momentos, son las más bajas de de los últimos cinco años, previéndose que al final de la campaña, el 31 de octubre, puedan situarse por debajo de las 200.000 Tm previstas, de las cuales 35.711 se encuentran inmovilizadas en el almacenamiento privado durante 180 días.
Así no podemos, ante la cercana campaña, olvidar exigirnos a nosotros mismos y a las administraciones las siguientes medidas que tienen por fin que sacarnos de esa agonía que nos ha asfixiado en los últimos tiempos. Medidas de las que hemos oído hablar, de las que hemos hablado tantas veces, pero que ahora con vosotros necesito recordar para ponerlas en práctica:
- Apoyo a la Interprofesional del Aceite de Oliva, para que no sólo sea capaz de promocionar nuestro líquido verde, sino también regular los mercados en momentos de crisis, intentando nosotros también, como estrategía y a nuestro nivel, aumentar los consumos, buscando el equilibrio entre la oferta y la demanda.
-Búsqueda, presionando a las administraciones si es necesario, del desarrollo de una Ley de Márgenes Comerciales que marque unos precios mínimos y evite los conocidos abusos.
-Petición, también a las administaciones, de modificación de las Políticas de Calidad, informando de modo claro, en el etiquetado al consumidor y eliminando la confusión de las denominaciones del producto.
-Modificación de la Ley de Sociedades y Cooperativas Andaluzas para que se adapten a la nueva realidad económica y empresarial del sector, sepan aprovechar las posibilidades del almacenamiento privado, que hemos visto que ha servido para sacarnos del abismo donde nos encontrabamos, y fomenten las producciones de Valor Añadido: subproductos, turismo rural y cultural, tradiciones, etc.,etc.
La labor más difícil y menos fiable es la que compete exclusivamente a las administraciones que deberían además, y sin nisiquiera tener que suplicarles, dar ayudas directas a los cultivos que por su situación e imposibilidad de mecanización han dejado de ser competitivos, que deberían idear un plan de reconversión útil y urgente para aquellas plantaciones susceptibles de mecanización, que deberían emprender nuevas medidas solidarias que aseguren y aporten caudales suficientes de agua al olivar, que deberían aplicar en la Agricultura un Régimen Especial como solución a los altos costes de producción.
Quizá, siguiendo estas lineas, nuestro sector ayudaría a todo el país a salir de la crisis, pero los gobiernos sólo piensan en ganar elecciones, creando falsos agradecidos que coman siempre en sus pesebres.
De todas formas nosotros ya hemos aprendido, no podemos volver a las últimas andadas y mirar para otro lado y ver con indiferencia como el otro día en Sevilla los agricultores tiraban sus aceitunas verdes. Por eso he querido recordar hoy con vosotros y lanzar desde aquí otro grito de advertencia a esas sordas administraciones y a esos confiados agricultores.
Inicialmente se nos había informado, por parte de algunas entidades, de una cosecha record. Hoy todos sabemos que podría tratarse de una campaña media-alta, con una producción capaz de situarse en niveles parecidos a las dos últimas, que han oscilado entre 1.026.000 Tm y 1.236.000 Tm. Esto sin tener en cuenta los daños, todavía no cuantificados, de las tormentas que, desde el 10 de agosto, han mermado estas expectativas y dañando a muchos olivareros. De todas maneras, todavía esperamos que siga esa estabilidad iniciada que nos permite la obtención de un precio digno que asegura la rentabilidad de nuestras explotaciones. Ya que también se nos ha dicho que las existencias totales de aceite, en estos momentos, son las más bajas de de los últimos cinco años, previéndose que al final de la campaña, el 31 de octubre, puedan situarse por debajo de las 200.000 Tm previstas, de las cuales 35.711 se encuentran inmovilizadas en el almacenamiento privado durante 180 días.
Así no podemos, ante la cercana campaña, olvidar exigirnos a nosotros mismos y a las administraciones las siguientes medidas que tienen por fin que sacarnos de esa agonía que nos ha asfixiado en los últimos tiempos. Medidas de las que hemos oído hablar, de las que hemos hablado tantas veces, pero que ahora con vosotros necesito recordar para ponerlas en práctica:
- Apoyo a la Interprofesional del Aceite de Oliva, para que no sólo sea capaz de promocionar nuestro líquido verde, sino también regular los mercados en momentos de crisis, intentando nosotros también, como estrategía y a nuestro nivel, aumentar los consumos, buscando el equilibrio entre la oferta y la demanda.
-Búsqueda, presionando a las administraciones si es necesario, del desarrollo de una Ley de Márgenes Comerciales que marque unos precios mínimos y evite los conocidos abusos.
-Petición, también a las administaciones, de modificación de las Políticas de Calidad, informando de modo claro, en el etiquetado al consumidor y eliminando la confusión de las denominaciones del producto.
-Modificación de la Ley de Sociedades y Cooperativas Andaluzas para que se adapten a la nueva realidad económica y empresarial del sector, sepan aprovechar las posibilidades del almacenamiento privado, que hemos visto que ha servido para sacarnos del abismo donde nos encontrabamos, y fomenten las producciones de Valor Añadido: subproductos, turismo rural y cultural, tradiciones, etc.,etc.
La labor más difícil y menos fiable es la que compete exclusivamente a las administraciones que deberían además, y sin nisiquiera tener que suplicarles, dar ayudas directas a los cultivos que por su situación e imposibilidad de mecanización han dejado de ser competitivos, que deberían idear un plan de reconversión útil y urgente para aquellas plantaciones susceptibles de mecanización, que deberían emprender nuevas medidas solidarias que aseguren y aporten caudales suficientes de agua al olivar, que deberían aplicar en la Agricultura un Régimen Especial como solución a los altos costes de producción.
Quizá, siguiendo estas lineas, nuestro sector ayudaría a todo el país a salir de la crisis, pero los gobiernos sólo piensan en ganar elecciones, creando falsos agradecidos que coman siempre en sus pesebres.
De todas formas nosotros ya hemos aprendido, no podemos volver a las últimas andadas y mirar para otro lado y ver con indiferencia como el otro día en Sevilla los agricultores tiraban sus aceitunas verdes. Por eso he querido recordar hoy con vosotros y lanzar desde aquí otro grito de advertencia a esas sordas administraciones y a esos confiados agricultores.
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