Es verdad eso que tanto oimos de que las llluvias no vienen a gusto de todos y de que el cielo no sabe llover con conocimiento. A mí no me han perjudicado en ningún sentido estas últimas tormentas y me hubiese gustado que el agua hubiese seguido mojando a mis olivos, tan necesitados de ella después de un verano tan caluroso y tan largo. Pero he sentido gran preocupación cuando he oÍdo y leído en todos los medios de comunicación las noticias del tiempo y de las alertas que se han ocupado de nuestra provincia. Desde aquí deseo que los daños no hayan sido irreparables y otra vez más me doy cuenta que tienen que ser las administraciones las que nos protegan y ayuden con el empuje siempre de todos nosotros.
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