He hablado este fin de semana con directivos de alguna cooperativa y almazara. Me he sentido un poco vacía, porque he comprobado lo que sabía de oídas: no se fían unas de otras, todas temen perder su competencia, podríamos decir "poder", ante la perspectiva de cualquier cesión o de cualquier acuerdo que pudiera no ser controlable por ellas.
Realmente sé que es difícil confiar en un sector donde han habido tantos intereses personales y tantos enriquecimientos ilícitos y tantos... Pero yo insisto en mi idea. Si esto no lo afrontamos nosotros, la gente sencilla que sólo quiere que nuestros olivos no sean cortados y arrojados al fuego, algo tendremos que hacer. Yo pienso llevar nuestra pancarta en la manifestación de marzo y ojalá para entonces todas las cooperativas agrarias, que también tienen entre ellas su evidente lucha por el liderazgo de esta situación, estén unidas igual que nosotros, que somos, insisto en ello, los que debemos plantearnos los cambios y soluciones que nos salven.
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