La XVI Feria del Olivo de Montoro se abrió con la noticia de la aprobación de almacenamiento privado de aceite de oliva por un importe de 100.000 toneladas.
Los criterios y opiniones sobre esta concesión son diferentes, y no sólo entre los políticos de los dos pártidos mayoritarios, sino entre nosotros mismos.
Antes que nada quiero decir que yo estoy, en lo fundamental, de acuerdo con el Consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, Luis Planas, que ha asegurado que el "almacenamiento es una buena noticia, aunque sólo es un remedio más, pero no el definitivo", apuntando como decisivos "la concentración de la oferta y la apertura de nuevos mercados", algo que otros ya están reclamando desde distintas posiciones y yo, desde aquí, casi constantemente en estos últimos tiempos.
El almacenamiento es una buena noticia, sin duda, si sabemos y podemos rentabilizarlo, pero, de la misma manera, hay que escuchar a los que dicen que ese almacenamiento, de una duración de seis meses, puede suponer un deterioro del aceite, como pasó el verano pasado, debido al calor.
Por otra parte, muchos temen y tememos que otra vez suceda lo que ocurrió en el último almacenamiento donde nadie pudo competir con la oferta de Hojiblanca, ahora más fortalecida que nunca con su fusión con Sumicoop y su alianza con Moreno.
Tenemos que estar alertas, movernos con inteligencia y, si vemos oportunidad de vender nuestro magnífico líquido a un precio un poco más alto, aprovecharla, ya que los vientos no soplan favorables por ningún lado.
Y yo también sigo siendo optimista, porque sigo estando orgullosa de mis olivos y porque ayer escuché decir a Ignacio Fernández de Mesa, presidente de ASAJA-CÓRDOBA, en las mismas Jornadas del Olivo de Montoro, ideas repetidas por mí desde esta atalaya mía y creidas por más gente: "la P.A.C. hace falta" , "pero es absurdo el individualismo en el que están anclados los agricultores", "hay que unir la gestión de expolotaciones, como se hace en otros paises europeos para reducir costes y minimizar las inversiones".
Algún vecino y yo hemos empezado a poner en práctica este sistema a pequeña escala, con resultados positivos y con la felicidad que comporta compartir unas cargan que aplastan al olivicultor y a sus árboles.
Al final todos tendremos que hacerlo y, si es con más grandes uniones, quizá rompamos una gran barrera que obstaculariza nuestra vía y nos aleja del camino. Se impone la acción, la acción reflexiva y comprometida y, si es necesaria , la acción combativa también.
Al final todos tendremos que hacerlo y, si es con más grandes uniones, quizá rompamos una gran barrera que obstaculariza nuestra vía y nos aleja del camino. Se impone la acción, la acción reflexiva y comprometida y, si es necesaria , la acción combativa también.
La unión hace la fuerza, ahora mas que nunca.
ResponderEliminarUn saludo.