El trigo está a punto de secarse completamente, si no llueve en estos días, en los que ya estamos oyendo y leyendo por todos lados que estamos viviendo el invierno más seco desde 1940 y los pronósticos de lluvia son poco favorables en Internet, en radios, televisiones o prensa. Sólo se informa de pequeñas cantidades para principios de mes.
Yo prefiero ser optimista y creer más a los más viejos del pueblo que confían en otras cantidades y, sobre todo, a esa luna llena que se aproxima y a la que yo veo cada noche ponerse más hermosa.
A ella siempre acudo en mis dificultades, escondida en la vede oscuridad de la iglesia de los olivos y ahora rezo por ellos. porque los que no tienen riego ya están sufriendo demasiado y muchos de los que disponen de él, desde hace unos días, han tenido que empezar a recibirlo con el coste no previsto que ello va a suponer.
A ella siempre acudo en mis dificultades, escondida en la vede oscuridad de la iglesia de los olivos y ahora rezo por ellos. porque los que no tienen riego ya están sufriendo demasiado y muchos de los que disponen de él, desde hace unos días, han tenido que empezar a recibirlo con el coste no previsto que ello va a suponer.
Lo que tengo cada vez más claro en estos momentos, en que todo está paralizado, en que no hay seguridades acerca del resultado del almacenamiento privado y de la llegada de las lluvias, momentos, también en los que se sigue discutiendo sin esperanza del futuro de la PAC, es que ineludiblemente tenemos que poner nuestro talento y nuestra imaginación a trabajar.
De nuestras cosechas ya nos es imposible vivir y yo estoy estudiado, hace algún tiempo, sacar otra rentabilidad a mi tierra, no sólo para mí, sino también para la gente que la está trabajando con toda su habilidad y que no quiero ni puedo ni debo despedir por esa falta de liquidez que nos ahoga, apretándonos cada vez más fuerte.
De nuestras cosechas ya nos es imposible vivir y yo estoy estudiado, hace algún tiempo, sacar otra rentabilidad a mi tierra, no sólo para mí, sino también para la gente que la está trabajando con toda su habilidad y que no quiero ni puedo ni debo despedir por esa falta de liquidez que nos ahoga, apretándonos cada vez más fuerte.
Y así, no sólo intento la comercialización racional de nuestro buen aceite, sino que sueño con pequeñas parcelas de huertos ecológicos llenos de cebollas, alcachofas, tomates, habas e incluso llenos de frutales y flores.
Todo menos seguir llorando y esperando con la cabeza agachada mientras nos hundimos en esa tierra que es nuestro sostén y siempre debe garantizar nuestro descanso.
Todo menos seguir llorando y esperando con la cabeza agachada mientras nos hundimos en esa tierra que es nuestro sostén y siempre debe garantizar nuestro descanso.
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