lunes, 6 de febrero de 2012

¿DE QUIÉN ES LA TIERRA?

Nunca nos habíamos encontrado los olicultores en una situación como la actual. Esta campaña está siendo muy dificil. No tenemos liquidez ni siquiera para pagar las nóminas de los aceituneros que nos están recogiendo la cosecha.
Yo, que llevo mi aceituna a una almazara, no puedo venderla, porque el precio  de compra  es tan bajo que se aleja mucho de los costes que me supone recogerla o porque incluso así, no hay comprador que la quiera.
Los Bancos ofrecen el préstamo de anticipo de campaña, pero el interés es alto y paraliza el hecho de no poder afrontarlo. Y lo que es irremediable es el pago de unos salarios altos y merecidos, si nuestro aceite nos fuese a nosotros rentable.
Se ha convertido en auténtica realidad aquello de que " el campo para el que lo trabaja", algo que siempre me ha parecido digno y justo, pero cuando el campo no puede ser trabajado por el grupo familiar y hay que contratar trabajadores de fuera, pagar abonos, maquinaria, gasoleo y averias el balance, que estos días todos acabamos de terminar, da resultados negativos y, con suerte, resultados de "lo comido por lo servido.
¡Qué lejos nos encontramos ahora de  aquellos  aceituneros altivos de Jaén de los que hablabla el poeta! Ya la tierra es para el que la trabaja con sudor o con su contrataciones.Tal vez el almacenamiento privado de 100.000 toneladas de aceite, que se acaba de anunciar y que ya se comenta, nos permita pagar todo que debemos.

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