Y es cierto que la gente ha desfruncido el ceño porque siempre soñamos algo, pero ese algo tiene que sacarnos realmente de la ruina, si no las administraciones, las conserjerías pensaran que tan mal no lo estamos pasando, que podemos seguir adelante como hasta ahora, que tenemos otros medios para vivir y que nuestros olivos son un lujo, un añadido más a nuestros ingresos.
Quizá sea así en algunos casos, pero la mayor parte de nosotros sólo vivimos de nuestros olivos y sólo podemos respirar con nuestro paisaje donde en la más elevada peña de un monte aparece uno de ellos.
Los franceses saben hacer mejor las cosas y hace pocos días nos han dado otra vez una lección, cortando, en masa, carreteras para defender su agricultura y su ganadería. Si las cosas no se arreglan tendremos que mirarnos en su espejo.
Yo me voy a alejar unos días de internet, buscando la soledad y el silencio para sentir sólo el ruido del aire y dejar que sea él el único que me hable y me haga pensar. Espero retomar un contacto más intenso con vosotros en Septiembre para decidir juntos lo que más nos convenga y nos alivie a todos.