sábado, 21 de noviembre de 2015

OTOÑO EN LOS OLIVOS

Este otoño ha sido inesperado en nuestro campo andaluz de Jaén y Córdoba, como lo ha sido en toda Andalucía y en toda España.
El sol y el calor han durado mucho sin caer lluvia alguna . Pero, sin poder encontrar explicación, los olivos que se han regado, y algunos lo seguimos aún haciendo, milagrosamente, están muy buenos y con el doble de aceituna que en años anteriores, hasta el punto que muchas ramas se están rompiendo del gran peso que les carga.
No pasa así en los de secano, incluso en los que tienen riego, pero no están cuidados con el cariño y el interés que tenemos mi buen encargado y yo. Tener los olivos y el cereal bueno supone un gasto inmenso por el precio de los abonos, los trabajadores contratados y demás y demás.
A todo esto, hay que añadir que ya nadie cree en el campo como medio para ganar dinero. Casi todos los propietarios trabajan en oficinas con mejor sueldo del que alguna vez podrían obtener de un campo donde no se pueden esperar maravillosos resultados económicos. No aman la tierra ni la sienten como nosotros, un vínculo especial del que no nos podemos apartar.
A nosotros nos basta con ver crecer las cosechas, admirarlas y sentir la mayor satisfacción posible al comprobar que esa belleza y armonía se ha conseguido gracias a nosotros, a los que nos gusta las cosas bien hechas y no tanto el dinero que podamos obtener de ellas.
Son muchos los jóvenes que se ocupan del campo de sus padres, obligados por estos.
La mayoría lo hacen sin gusto, y, al final, los padre o ellos mismos cuando estos faltan, lo venden. Y ahora sólo hablo de familias con propiedades grandes y heredadas.
Con los propietarios de pequeños campos, cosa que en Jaén y Córdoba suele ser lo habitual, todo es distinto. Viven cerca de ellos y en cualquier momento, incluso del fin de semana trabajan en su campo.
 Lo curioso ha sido, como he dicho al comienzo, la gran cosecha que se puede avecinar si el tiempo nos ayuda
 El  frío, más aún, que la que la lluvia que se anuncia, nos hace temblar en estos momentos cuando ahora con la aceituna en el árbol y a punto de ser cogida no se necesita eso. Muchos ya hemos empezado hace unos días y el día 1 de Diciembre empezaré con todo insistiendo en los olivos en los que  lluvia y frío harían desaparecer aceituna , por su situación y su tipo de tierra.
Por eso espero y deseo con todo mi corazón que si llueve o hace frío mis zonas se salven que, a veces, deseándolo mucho y con mucha fuerza las cosas se consiguen y lo digo por experiencia y con la seguridad que yo tampoco olvido esto.
¡Ojala mis sueños se consigan! y no sólo por mí, sino, sobre todo por mis hijos, que si ven el campo precioso y cargado no se atreverán a venderlo, como ya están comentando entre ellos.

  • Mi trabajo sé que será reconido.

   

domingo, 6 de septiembre de 2015

EL CAMPO DESPUÉS DEL VERANO

He vuelto al campo después de unos  pocos días de descanso en Fuenterrabia y hago igual que hacia mi padre  que pensaba que se tenía bien merecidas unas vacaciones en un sitio donde no tuviera que pasar ese calor estival al que nos tienen acostumbrados nuestras tierras.
Recuerdo aquellos viajes cuando yo era muy pequeña. Me parecían larguísimos y no se acababan nunca. También recuerdo de que no lo pasaba bien.
Salíamos con unas amigas y una muchacha al parque a jugar a los cromos. Mis padre se tomaban vacaciones de sus hijas en aquellos días y apenas los veíamos.
Yo quería volver para verlos y jugar con las niñas del campo a las cocinitas, que quedaban preciosas en los troncos de los grandes olivos con sus pedazos de platos rotos y que buscábamos y  encontrábamos en la basura, situada, naturalmente, en un gran hoyo hecho debajo de un olivo.
Así, desde pequeña, siempre he preferido el campo, mi campo y sus gentes, a cualquier otra vacación, porque yo tenía siempre una vacación que me colmaba de felicidad.
Y ahora,cuando me dedico de lleno al campo, después de haberlo intentado en varias ocasiones y de haber trabajado en una institución oficial, me encuentro con aquella felicidad de mi infancia.
He visto mi campo fantástico, mejor de lo que me suponía, gracias, y siempre lo digo, a mi buen encargado y a mis trabajadores que sienten esa atadura con la tierra como la siento yo, como creo que les estoy transmitiendo yo. La tierra que cultivan, en gran manera, es igualmente o más suya.
Es verdad que los olivos sin riego de Córdoba están muy mal, pero no completamente secos, como yo temía. A algunos se les puede mirar y más ahora que ya, por fin, empezó a llover allí y en Jaén unos litros que los revivirán.
Lo sabíamos todos, ya no podíamos aguantar más, teniendo olivos sin riego, sin agua y en terreno muy seco. No se hablaba de otra cosa y ahora surge esperanza. incluso con poca agua me conformaría, nos conformaríamos.
Estoy, de todas formas, muy preocupada por el precio que está alcanzando el aceite con esta falta de futura cosecha y de aceite virgen extra.
Mucha gente comprará otros aceites o comprará pequeñas cantidades para usos especiales, porque, incluso el lampante, está a un precio tan alto como nunca.
No quiero, no queremos, precios altos, queremos un precio con el que podamos mantener nuestros cultivos y mantener nuestra clientela.
Esta lluvia, que se prevé también para mañana y quizá también para el día 14, es una salvación que todos consideramos una rama fuerte a la que hay que agarrarse para no volver a caer.
Seguro que, deseándolo todos, algo bueno o mejor conseguiremos de ella.
"Así sea" y termino con esa frase eclesiástica que nunca uso, pero, en estas ocasiones, era en las que mi padre la usaba y era escuchado. No sé por quién, pero que yo ahora necesito usarla.
Necesito tener, por el esfuerzo de todos y el mio propio, tres cuartos, al menos, de una de mis mejores cosechas.  


Mis olivos ahora...

sábado, 25 de julio de 2015

LA SEQUIA

Los olivos y cereales de Jaén y Córdoba están bien, en especial, los que se riegan de manera continua  y vigilada desde el mes de Febrero, como hemos hecho nosotros alentados por el buen encargado, o  están situados en tierras húmedas. 
Los olivos de Córdoba, donde la pequeña balsa particular se ha quedado vacía y están en tierra seca,  ardiente y sin riego están más que malos.
Lo sorprendente es que yo, por ejemplo, pueda esperar si el tiempo lo permite, más de media cosecha. 
Es un milagro, que insisto, se debe, fundamentalmente, al interés que muestra mi encargado y, sobre todo, al que yo le transmito y ya sabe con certeza que estoy prescindiendo de otros muchos gastos míos propios para dedicárselo todo al campo.
Con todo ello quiero demostrar a mis hijos, y creo que ya se van dando cuenta, que todo mi esfuerzo , va dedicado a ellos. 
Para mí no quiero nada. Me basta con ver los olivos cada día más grandes, hermosos y más cargados de aceituna en este tiempo. Olivos que deseo que, cuando los vean mis dos retoños, los cautiven a ellos también.
Porque no quiero que mis hijos vendan nada que es lo que todos los jóvenes, con trabajo y sin vivir cercanos a su tierra, suelen hacer.
La tierra propia y lo digo por propia experiencia te ata y te seduce como ningún otro trabajo de oficina o de colegio o de Instituto puede hacer.
Yo pienso y soy feliz cada día: "Esto es mío y lo he plantado y lo he sembrado yo misma".
Y  ahora los olivos y el cereal están creciendo y están hermosos y los veo sonreír y me abrazo a ellos y los beso en sus ramas finas y delgadas, por muchos años que tengan , gracias a la buena tala que me hace mi gran talador y gran amigo que los admira y me da magníficos consejos que tengo en cuenta siempre.
Vivir en el campo es maravilloso, pero, hay que reconocer, que es difícil vivir sin techo. 
Espero conseguir algo en mis hijos, cuando vean los resultados obtenidos y se alegren ante tanta belleza.
Nunca sabes lo que puede suceder. Hay que mirar al cielo, a la  luna, a las nubes que muchas veces engañan. Pero eso también es un encanto, porque no te deja esa seguridad de obtener todos los meses un salario.
Así pues, no sé qué harán mis hijos, pero, al menos, sabrán lo que está haciendo su madre. Desde luego he encontrado mi felicidad, pero he empezado a encontrarla por ellos y por su futuro.
Y estoy segura que ellos la encontrarán aquí si trabajan y se dedican con entusiasmo al campo de toda la vida. 

lunes, 15 de junio de 2015

EL PRAY OLIVARERO


 
Mi campo de Jaén

Todos los olivareros de Jaén y de sus pueblos como me pasa a mí en mi campo de Alcaudete hemos sido atacados por la plaga de la tercera generación de pray que, sin esperarla y repentinamente, se ha presentado para destrozar nuestros olivos. Enseguida nos hemos puesto todos los que vemos alguna aceituna en nuestros árboles a curar, a pesar del coste y el poco dinero en estos momentos disponible para nosotros. La cosecha, para los que la hemos tenido, ha sido escasa y los que para la próxima ahora la tenemos en una pequeña cantidad caída en toda su abundancia por los dos malignos días de calor que hubo, no queremos quedarnos sin ella, sabiendo que apenas llueve y que la tierra está seca. Ya estamos terminando esa cura. Yo, quizás, lo haga el martes. Los olivos están mucho mejores, tal vez debido a la cura, tal vez al tiempo, tal vez por la humedad que la reciente poca lluvia les ha proporcionado. Nuestro campo, en estos momentos, es un espectáculo primaveral precioso y algunos olivos con aceituna colgada y hermosa es su centro y la admiración de propietarios, vecinos, e incluso, de viajeros nacionales y extranjeros. Este problema no existe en Córdoba donde está mi otra finca y donde la floración siempre es más temprana. La aceituna ya está verde, mezclada con morada, muy gorda, reluciente y con mucho mejor aspecto que la de Jaén- De todo lo dicho se deduce lo de siempre: El trabajo en el campo es muy difícil, por mucho que te guste,lo ames y te dediques a él en exclusiva, como me pasa a mí, que mi único descanso, y sólo los domingos, estoy, con igual pasión, en la actuación teatral, que desde pequeña y en plena libertad he ejercido. No puedo sino terminar diciendo, otra vez más, que, aunque ofrezca muchas dificultades, el campo y su trabajo es algo grande que te enseña a ser auténtico, a despreciar y evitar los engaños, a mirar todo y a todos con sencillez y gran humildad. Y sé, estoy segura, que mis hijos van a seguir mis felices pasos.

domingo, 26 de abril de 2015

LA LLUVIA HA CAMBIADO LOS OLIVOS


La lluvia ha sido poca, pero ya nos conformamos con esas pequeñas cantidades. En Marzo: 8, 3, 2, 1... un total de 36 litros en  mi campo de Jaén, en el de Córdoba: 8, 4, 3, 1... un total de 34. En Abril la cantidad ha sido igualmente escasa y parecida: 19, 4, 17, un total de 40 litros en Jaén, y 19, 4, 7, 8, un total de 38 en Córdoba, pero los olivos y los cereales la necesitaban tanto que la han absorbido enseguida y muchos, como los míos, de manera profunda y rápida. Gracias a esa lluvia escasa y pobre, además de al relativo descanso de este año, tengo que decir que en todos los olivos, cuidados con cariño y atención por todos nosotros, he visto algo que nunca antes había visto y que tampoco he contemplado en los olivos de mis entornos.
La trama que llena por dentro y por fuera las ramas de mis olivos, está incluso en los brotes nuevos, entre sus pequeñas hojas y me ha parecido un espectáculo precioso, digno de recordar, agradecer y conseguir, en lo posible dentro de nuestro esfuerzo, que se repita. Un ejemplo a conseguir y que se puede conseguir.
Sin embargo,lo que ha destrozado la semilla de mis pipas en Córdoba ha sido el herbicida que echamos al trigo el año pasado donde este año, según antigua tradición, se ha sembrado el girasol. Un herbicida que contenía MET-SULFURON, adecuado para hoja ancha, siempre que el terreno mantenga humedad y no la gran sequía que hemos sufrido, nosotros con nuestros cultivos, por estas tierras.
Así, esta misma tarde-noche, después de conversaciones, llamadas telefónicas y demás, el distribuidor de PIONER, que me ha garantizado en varias ocasiones su buen hacer, me ha llamado para asegurarme que su empresa me proporcionará mañana mismo sin coste alguno, unas nuevas semillas a las que no les afectará, en absoluto, ningún perjuicio de herbicida, pero que por lo urgente de la siembra hay que usar una máquina de disco que profundice lo máximo y lo más rápido posible.
Nosotros no tenemos esa máquina y hay que contratar a un trabajador ajeno que la tenga y siembre en cuanto antes.
Mi encargado, con el que cuento siempre y al que alabo siempre, ha conseguido ya la máquina y el que puede sembrar si  no llueve, que es lo que de verdad seguimos deseando.
Estoy dichosa por tener a mi alrededor a toda esta gente, implicada en el campo con amor e interés.
Incluso, el perito, que me vendió el herbicida y que estaba ausente, después de recibir la noticia y haberle expuesto la necesidad de que su empresa ayude a mi campiña a mantenerse en su totalidad radiante y resplandeciente como nunca lo ha estado, siendo "su herbicida" la única oscuridad,ha percibido mi verdad.
Espero que mañana arreglemos todo, ya que los que no tenemos ninguna culpa ni ninguna responsabilidad, no somos nosotros ni las pipas, y necesitamos siempre justicia.
Quizá, pensándolo ahora, porque pertenezco al signo de "LIBRA" en el que tan pocas veces reflexiono, pero que me lleva constantemente hacia la misma senda clara y brillante.
Y ver ese ejemplo que nos ha dado esa amarga sequía y esa escasa lluvia es un acicate para lograr otro gran objetivo si mantenemos nuestro esfuerzo y nuestro amor por nuestro trabajo y nuestros cultivos, tanto en Jaén como en Córdoba-.
Sí, soy muy feliz y veo también muy felices y contentos a todos mis trabajadores que, incluso en la campiña cordobesa han conseguido olivos y trigo espectaculares.
No puedo terminar sin mencionar que fotos recientes de mis olivos de Jaén van a ser publicadas por una empresa de fitosanitarios, con la que suelo contar cuando necesito sus productos y sus vendedores. 
Y repito también que deseo más que nada que caiga la lluvia del cielo que es lo que todos más seguimos deseando y que se pronostica con pocos litros para este domingo.
Si todos nos apretamos los dientes con una sonrisa lo conseguiremos. A mí ya me lo ha dicho esta tarde con su gran aureola la luna. Y creo que también ha sonreído a muchos de vosotros que, como yo, sois agricultores preocupados por la próxima cosecha.  

jueves, 19 de marzo de 2015

¡¡¡TENEMOS LLUVIA !!!


En Marzo no había llovido nada ni  Jaén ni en Córdoba donde tengo olivos, y un poco de cereal en Córdoba.
Hoy han caído 8 litros en mis tierras y en las de mis vecinos y todos estamos contentísimos. No se habla de otra cosa y, aunque ya con esta terrible sequía nos conformamos con pocos litros, estamos seguros que antes del día 25 de este mes lloverán más de 50.
También sabemos que la primavera será seca y que en Abril no caerá mucha agua del cielo, pero necesitamos y queremos salvar la cosecha que tenemos colgada en el árbol porque si, también desaparece, sería nuestra máxima ruina.
Mis olivos con tierra seca, aspecto seco, algunas hojas oscuras y gran retraso en su crecimiento podrían resultar espléndidos si contarán con lluvia y viéramos índice de su trama. 
Estamos regándolos con balsas de Comunidades de Regantes desde finales de Febrero, con la voluntad unánime de todos los socios. Sabemos que los riegos les son imprescindibles para poder sobrevivir, pero también sabemos que, en determinados momentos, el olivo quiere esa lluvia que lo purifica y lo limpia.
¡Ojalá esta lluvia sirva igualmente para llenar un poco mi pequeña balsa individual de la campiña de Córdoba que está totalmente vacía! ¡Ojalá este año aquellos olivos, que están mejores que los de Alcaudete, por las características de la tierra y de los olivos, que aún son plantones o posturas, tengan  el riego necesario en el momento necesario!
Pero, sobre todo, todos merecen la lluvia por el cariño con el que han sido cuidados siempre.  Ellos lo perciben y la esperan y nosotros, los agricultores con nuestros encargados y trabajadores que nos hemos entregado a ellos con confianza y alegría, no podemos ni debemos ser decepcionados. Los olivos nos impulsan, como personas, a soñar y a creer en los demás sin prejuicios ni fraudes.
Lo que ha sido otro milagro es que cuando estaba, estábamos sembrando mis pipas creíamos que éstas morirían ante esa sequía agobiante y sólo pensábamos en la escasa ayuda de los seguros. Ahora ahí está esa buena agua y aún no las hemos terminado de sembrar. Al principio fue escasa, pero ya muy conveniente y todos, sin excepción levantamos los ojos al cielo, nos abrazamos y la sonrisa aún no ha desaparecido de nuestros rostros.
El campo es duro, muy duro, pero las satisfacciones que te da son enormes, te da todo lo que has deseado ser toda tu vida y no lo has encontrado hasta que te has metido de lleno en la tierra y la has trabajado y mimado. 
Y yo sé de lo que hablo, porque a mí, por ser mujer, ni mi padre ni mi marido ni mi cuñado me han permitido ocuparme del campo, hasta que me impuse a todo y a todos.
Pero ahora aquí estoy hace ya varios años más feliz que nunca. Sin interesarme para nada ni de las elecciones andaluzas ni de esos políticos que tenemos que son todos iguales y ya sabemos adónde van y lo que quieren alejados y distantes de nosotros. Menos en alguna ocasión concreta, elecciones por ejemplo, en que se nos acercan con falsedad y buscando sus propios intereses casi siempre.
Sí, seguiré siendo agricultora toda mi vida, a pesar de esas dificultades que tiene trabajar sin techo, pero con el cielo abierto.  

sábado, 24 de enero de 2015

LA COSECHA DE ACEITUNA TERMINÓ

He quedado contenta con la recogida de mi aceituna, a pesar de la sequía.
En Córdoba había mucha más y se esperaba una gran cosecha, pero llovió, hubo viento y esa aceituna cuando se cae, es imposible de coger por las características del terreno. Eso es lo que dicen los más viejos del lugar que la conocen y han trabajado en ella.Yo nunca recuerdo sentir o ver algo parecido. No se han conseguido los kilos tan deseados. Han faltado unos 50.000 para llegar a la cantidad que soñábamos.
 Ni siquiera la del árbol se ha podido considerar como tal por mezclarla con la del suelo para conseguir un mejor aceite en toda la finca
Y tengo que reconocer también el esfuerzo hecho por la empresa de servicios que la recoge allí.
En Jaén en cambio, donde creíamos que no iba a haber mucha cosecha, por esa enorme sequía y esa falta de lluvia, la sorpresa fue grande, cuando la vi, la vimos en el suelo. Incluso aquellas parcelas que no parecían tener aceituna  nos la enseñaron, verde o negra muy gorda, cuando se cayó alrededor del olivo.
Lo que verdaderamente no ha sido buena este año, dejando aparte la sequía, ha sido la calidad del aceite:
1- Por la aceituna caída, a causa de la mosca, que ha que estado en todos los lugares, especialmente en las partes altas, y que no se cura ya por parte de la Conserjería, ni nos compensa hacerlo a los particulares.
2- Por la acidez tan alta que hemos tenido este año en nuestra zona, no llegándose a los 20% casi en ningún sitio.
3- Por la falta de aceituna del árbol llevada en los tractores o camiones de los olivareros a los    distintos molinos, pensando en un precio bajo para ellos para la del suelo y alto para la del árbol, y creyendo que la diferencia entre el pago de los dos aceites no sería tan grande.
Sin embargo hemos tenido ventajas:
1- La aceituna gorda ha proporcionado muchos más kilos que los esperados.
2- El precio del aceite tanto del extra como del lampante está efectivamente alto.
3- Las exportaciones de aceite están aumentando al haber disminuido la cosecha en toda Europa. En nuestro país, exceptuando Andalucía, se consume menos y por eso todos los olivareros nos estamos dedicando a la exportación que muchos ya  hacemos con China y Japón y continuaremos haciéndolo con otros países.
Sí, estoy contenta, no solo por los kilos cogidos que no esperaba, sino porque efectivamente el precio del aceite está más alto que el del año pasado, cuando con una cosecha muy  grande, lo vendí tan barato que quizá este año supere el alcanzado en el pasado.
De todas formas ya nadie pensamos en la cosecha cogida, pensamos en la futura y en la lluvia que ha caído y que nos parece poca.
Los olivos por el frío también se han paralizado y todavía, felizmente, no se mueven. Seguimos trabajando en ellos con ilusión y esperanza. Yo ya he talado en Córdoba y he empezado en Jaén donde nunca lo había hecho en estas fechas. He labrado la tierra que con estas lluvias está en las mejores condiciones.
Sin embargo, la balsa de Córdoba no se llena y ojalá siga lloviendo, a pesar de los pronósticos, también por esta razón.
¡Por favor, lluvia, cae en abundancia para todos nosotros y ven pronto!