miércoles, 25 de enero de 2012

¿SOPLAN NUEVOS VIENTOS?

El nuevo gobierno se ha puesto en movimiento comunicativo: Gibraltar español.Cadena perpetua "permanente revisable", tribual constitucional y revisión de sentencias. Ley del aborto, ley del menor, etc.
Y, desde anoche, todos los medios de comunicación, tanto escritos, como visuales o radiofónicos nos estan inundando con estas noticias, interpretadas de distinta manera según el color del medio que las difunde.
Yo no me había sentido muy esperanzada con el nuevo gobierno, a diferencia de muchos de nuestros compañeros y amigos agricultores, que a pesar de comprobar que el precio del aceite no sube, que el aceite virgen extra se está vendiendo, para los que no tenemos otro remedio que hacerlo, practicamente como si fuera lampante, a pesar que la recogida de aceituna nos está costando más dinero del que esperamos sacar  de ella  y a pesar que todo se está retrayendo, incluso el impulso y la creción de las APIs que fue un verdadero torbellino durante el pasado año, torbellino en el que participé activamente y del que ahora me estoy protegiendo de alguna manera, a pesar de todo esto, desde la entrada de Rajoy, todos oimos decir a nuestros más o menos conocidos: "Las cosas van a cambiar. Las cosas tienen que cambiar. ¿No van a cambiar las cosas". Y yo siempre con la misma respuesta.
Sin embargo, hoy me he sentido más animada. He deducido que ese cambio que se anuncia puede tocarnos a nosotros que ya no podemos soportar un momento más nuestros pesos.
Son momentos de cambio, eso es indudable, y nuestro cambio tiene también que realizarse con la ayuda, el apoyo y la convicción de todos, incluidos todos los gobiernos.
Sí, huelo a cambio y no sólo Gibraltar es español, también es español  nuestro aceite que, quieránlo o no, es una de las riquezas más persistentes, duras e inaprovechada de nuestro país.
Los aires de cambio hay que aprovecharlos como los vientos favorables en la navegación. Salgamos, arrastrados por las brisas levantadas, a solicitar de los de más arriba que se unan, de una vez, con nosotros, para enfrentarnos a estos mares procelosos y a estas ciénagas malolientes.
Ellos parece que están tocando  sirenas e incluso  Rajoy se ha atrevido a decir que cumplirá los objetivos de deficit y muchos de los nuevos ministros ya hablan de agricultura.






  

viernes, 13 de enero de 2012

NO QUEREMOS ESA P.A.C. QUE NOS ESPERA

Ahora sólo se oye hablar de la falta de agua, que ya nos está ahogando, y de las pocas posibilidades de lluvias abundantes que se esperan para  nuestra provincia en el cambio de tiempo anunciado.
El rendimiento está subiendo, pero los agricultores nunca estamos contentos- ahora menos que nunca- y , en el tramo final de esta corta campaña, en la que, inusualmente, los únicos días perdidos se han debido al cierre de los molinos, ya estamos temiendo los resultados de la próxima.
Pero hay tantas y tantas cosas para preocuparnos y levantarnos y unirnos de una vez que hoy, comiendo mi ensalada con mi, nuestro, magnífico y auténtico aceite virgen extra no he podido por menos que disimular las lágrimas que querían salir de mis ojos.
No sabemos o no queremos gestionar nuestra gran riqueza y no nos importa que los italianos con sus mezclas o los franceses con las suyas, con su Carrefour y su "grandeur", juntamente con nuestros pocos y aprovechados distribuidores, se hayan apoderado del mercado del aceite. Nosotro simplemente nos pasemos la vida llorando y lamentándonos, sin hacer nada.
Y sabemos las soluciones y sabemos que una de ellas, esencial, está en nuestras manos, pero esa  tan comentada y repetida concentración de la oferta no promueve acuerdos ni a muchos le parece factible y los que nos atrevemos a impulsarla no recibimos apoyos, ni escucha activa.
Como las administraciones, nos conformamos con la subvención de la P.A.C. que ahora también se está cuestionando y que se verá reducida, sin duda alguna, para nuestros olivos.
Lo que ya deseamos muchos de nosotros es que se acabe de una vez esas subvenciones que terminarán por convertirse en limosnas y, que, por fin, se regulen para ese líquido de oro unos precios dignos que nos curen definitivamente y con eficacia el alma y el cuerpo, y nos permitan vivir, no la angustia y los precios de un pasado lejano, sino el orgullo de la calidad que estamos empezando a conseguir.     
No se trata de dar pena a esos oyentes que están empezando a llamar a las radios, desde Salamanca o cualquier otra ciudad de España, asombrándose de nuestra situación sin comprenderla. Eso no basta.
Las crisis son un revulsivo y purifican y nosotros y nuestros olivos tenemos que salir mejores y fortalecidos de ella. Un día no lejano tendremos que acabar con los malos sueños.   

viernes, 6 de enero de 2012

EL NUEVO AÑO Y LA NUEVA COSECHA

Con el nuevo año he vuelto, después de unos días apartada de mis olivos  por esas obligaciones que también nos impone la salud, a estar con ellos. Y su contacto y su comportamiento en la campaña, en pleno apogeo, me ha hecho, como siempre, reflexionar, y analizar todos los elementos que la atañen.
En primer lugar, yo, como todos mis vecinos y amigos, no esperabamos una cosecha tan grande, en calidad y cantidad, como la que estamos recogiendo.
 En segundo lugar, este año la tierra está seca y el polvo que los tractores y otras maquinarias utilizadas levantan es el mismo de cualquier verano. Consecuentemente las quejas por la  falta de agua y los temores de sus efectos para la próxima campaña son constantes. También algo inusual está siendo la larga permanecia del fruto en nuestros árboles que es lo que evidentemente está ayudando a conseguir acidez baja y mantener esa buena calidad de los primeros días.
Y así, por todas estas circuntancias, se está llegando a una situación que no se había dado en los últimos años: las coperativas, y  muchas almazaras, están multurando sin descanso, por la cantidad de fruto recibido  y por la falta de tregua concedida por la lluvia, Y se están viendo obligadas a no admitir aceituna por no poder almacenarla o no tener disponibilidad para tan abundante molturación.
Todo ello, trufado del miedo y de la inseguridad que ya siempre se cierne sobre nosotros por la situación de la crisis y de los precios, está haciendo que las mismas almazaras y cooperativas y los mismos productores vayan tomando conciencia de la necesidad de potenciar el logro de un aceite de calidad.
 Muchas almazaras ya no admiten aceituna recogida del suelo y llevada al molino en malas condiciones y casi todas ellas, al igual que las cooperativas, distinguen y premian con precio diferente  la aceituna que viene del árbol de la del suelo. Y esto es una ventaja, aunque el aprendizaje y la concienciación tenga que ser a costa del dinero.
Sánchez Cañete ha hablado estos días del almacenamiento privado y, aunque esta sea una medida coyuntural, ayudará probablemente a una subida de precios a la espera de soluciones estructurales que conduzcan , de alguna manera,  a una regulación justa y equilibrada de los precios.
 Y ya el último rumor que se escucha con esperanza es el aplazamiento de la entrada en vigor del nuevo régimen de Seguridad Social para los trabajadores agrícolas. Se acerca el tiempo de la tala y muchos sueñan y esperan un sueño real.
Lo que sí se siente, y yo siento, es un nuevo movimiento y otras miras. Aunque con las recientes subidas de impuestos y demás medidas tomadas por Mariano Rajoy, los andaluces ya no están, no estamos, tan deseosos de un gobierno del P.P. en nuestra Comunidad. Yo sigo con mi impulso renovado y fortalecido, lejos de los partidos