jueves, 21 de junio de 2012

SEGUIREMOS MIRANDO AL CIELO

Hoy he recogido el trigo y el resultado ha sido el que me esperaba. 
Con dificultad puedo llevar a la venta 16.000 kl. de las 95 fanegas sembradas. Y, como está ocurriendo este año, esos kilos estaban en las partes húmedas de la finca, inundadas y sin producción en los dos últimos.
De paja, logicamente, tampoco he podido conseguir una cantidad que me sea rentable y he tenido que venderla a bajo precio, a pesar de su escasez, por las dificultades expuestas por el pajero para poder sacarla.
Con respecto al trigo esperaré su liquidación. Ahora los precios son bajos y todavía no tengo los análisis que será el punto a pelear con el comprador para clasificarlo en alguna de las tres categorías propuestas. A simple vista su aspecto era el de un trigo raquítico y enfermo. De todas maneras, con mi optimismo y la fuerza que siempren me acompañan, espero pagar el gasto de la cosechadora y parte, al menos, del dinero utilizado en los abonos.
Lo que me ha puesto contenta y me está manteniendo ese optimismo alocado mio es que he visto que algunos vecinos, aunque no los más próximos, van a tener una buena cosecha de girasol. Lo sembraron en Marzo y aprovecharon muy sabiamente esos 100 litros caidos por nuestra comarca en ese mes. 
Yo no lo hice por miedo, pero me alegro por ellos como si fueran mis propias panochas. Pienso que en otra ocasión me tocará a mí esa suerte y me confirmo en mi idea de que en la agricultura, como en la vida, hay que arriesgarse, aunque a veces se pierda. Además en la agricultura siempre se pierde mirando al cielo.    

2 comentarios:

  1. Mi padre tambien sembraba trigo, en muchisima menos cantidad. Ya sólo tengo olivos. He visto en tu perfil que recuerdas el pan con aceite, yo le llamaba "hoyo de aceite" en un trozo de pan se hacia un huequito y se le echaba el aceite con azucar, luego un trocito de "miajón" de pan y... uf que recuerdos.

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    1. Yo tu hoyo de aceite le llamaba "canto" y para mí sigue siendo el manjar más exquisito que pueda existir. Ahora también para mis hijos, pero ellos ya han sustituido el azucar por cola-cao. Los recuerdos no se pierden y siempre nos sostienen.
      Gracias por poder contar con un nuevo amigo

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