viernes, 1 de octubre de 2010

LOS OJOS BIEN ABIERTOS Y LOS CONTRATOS BIEN SUJETOS

Lo que sabía y no creía que me podría pasar a mí, me ha pasado y puede pasar, ahora todos los días, a cualquiera de nosotros.
 Me refiero, en concreto, a la venta del girasol. Durante los últimos años se lo he vendido a una empresa con la que pactaba un precio, al margen de los parámetros 9-2-40, exigidos para la óptima calidad y el precio siempre era, practicamente, el máximo. Este año, consciente de las dificultades habidas, a consecuencia de las inundaciones que perjudicaron la nascencia, insistí en si estaban de acuerdo en seguir con el mismo procedimiento. Ante la rotunda afirmación de ellos rehusé la oferta de otros dos compradores. Pero a la hora de la verdad y, a causa de las impurezas, originadas por el estado de la tierra, pretenden pagar la mitad de lo pactado.
 Estoy luchando para llegar a un acuerdo que veo difícil, ya que no se firmó ningún contrato.
Y os cuento todo esto, porque hoy como están las cosas ya las palabras no sirven ni en los cereales, ni en el aceite. Nadie tiene dinero y todos tenemos que vender para seguir viviendo. Los bancos exigen mucho para prestar dinero y las almazaras no lo adelantan, porque no lo tienen.
Y nosotros sin unirnos y los molinos sin fusionarse frente a esos compradores que nos manejan como a marionetas y se aprovechan de los cuidados que no dejamos de prestar a nuestros campos
A partir del 16 puede llegar el pago del  50% de la subvención de la P.A.C. Yo ya lo tengo comprometido, por más que el Sr. Delegado afirme que esa ayuda es suficiente para resolver nuestros problemas.
 Seguiré luchando, seguiremos luchando,con los ojos bien abiertos, porque, quizá, tambien esa ayuda se acabe y la dejen sólo para el olivar tradicional. Y suscribiré esos seguros que me he resistido a suscribir por su poca eficacia y su gran costo. Eso es lo que desde arriba nos piden y con lo que ellos se defienden.

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