miércoles, 11 de abril de 2012

LA CRÍTICA SITUACIÓN Y LA ÚNICA RESURECCIÓN


La situación ya no es de crisis, sino de agonia y de depresión aunque, por supuesto,  no solamente en nuestro sector.
Pero nosotros ahora sabemos claramente que la sequía y las heladas han destrozado los cultivos y muchos agricultores están perdiendo también la esperanza de recuperación con las anunciadas lluvias de Abril.
Hasta el momento los litros caidos, durante este mes, en nuestra comarca y en la campiña de Córdoba,  desde donde yo también estoy luchando, no han superado los 25 por metro cuadrado y han sido lluvias que sólo han servido para suspender algunas procesiones. Incluso los olivos de riego necesitan y piden el agua del cielo y todos necesitamos que la cosecha próxima no se pierda totalmente, como damos por perdida para este año la del trigo de secano y probablemente también la de girasol.
ASAJA demanda soluciones para paliar las graves consecuencias de esta sequía y de estas heladas, pero miembros de esta organización, con los que mantengo contacto, saben, como sabemos todos nosotros, que con la situación actual con los recortes anunciados recientemente, y que tanto nos preocupan y preocupan a los gobiernos, no se va a conseguir nada.
Lo que sí es cierto es que si esta primavera no llueve lo suficiente. Se podría perder en la provincia de Jaén más de un 40% de la cosecha global, lo que se traduce en más de 400 millones de euros.
Y es que durante los meses de Diciembre, Enero y Febrero ha llovido una sexta parte de lo que llovió el año pasado: una media de 75 litros por metro cuadrado desde Octubre frente a los 510 del año pasado por las mismas fechas.
A pesar de los avances en riegos, a pesar de las nuevas tecnologías y maquinarias que ya utilizamos, tenemos que seguir mirando y rezando al cielo, como lo hacían nuestros padres y nuestros abuelos. Y quizá sea esa también la grandeza y la carga de nuestro oficio.
Indudablemente en estos tiempos, y no me canso de repetirlo por todas partes, tenemos que ser inteligentes.  No podemos permitirnos el lujo de de que las almazaras y cooperativas compitan unas contra otras. No podemos consentir que la gran distribución desvalore nuestro aceite ofreciéndolo siempre como producto de promoción barato. Y hay que impedir que los italianos nos compren nuestro oro, a granel, para venderlo ellos a buen precio y envasado como propio.
Dentro de muy poco los olivos de África estarán en plena producción con costes inferiores a los nuestros y con miles o millones de toneladas de aceite. 
Tenemos que defendernos ya con nuestra unión, con nuestra inteligencia y, sobre todo, con nuestro trabajo, nuestra gestión bien consensuada y organizada y con una excelente, distinguida y distinta calidad. 
Las crisis, las situaciones límites destrozan o fortalecen y yo todavía pienso que unicamente entre todos podremos levantarnos, resucitar para seguir mirando al cielo, en estos tiempos que llaman de Pascua.
No pensemos que la única solución que nos queda es la subida de los precios de nuestro producto en Mayo por la falta de lluvias, solución que implicaría también otra ruina futura.        

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