El Gobierno no ha atendido la petición de la Consejera, Clara Aguilera y, por el momento, no vamos a contar con el almacenamiento privado del aceite. El año pasado lo conseguimos tarde, el 9 de Junio, pero a algunos nos sivió, al menos, para tranquilizarnos y esperar un cambio.
El cambio no se ha producido y las cosas para los pequeños agricultores han ido igual y, en muchos casos, peor, después de los daños ocasionados en cultivos e infraestructuras durante este invierno. Nadie de las altas esferas se ha dirigido a nosotros, no se ha hablado tampoco de nosotros en ningún medio de comunicación.
Sólo hemos leido unas frias letras en alguna normativa, decreto y disposición adicional donde se marcan medidas excepcionales en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. En Estimación Objetiva por Módulos "para paliar el efecto producido por el precio de los insumos en las actividades agrícolas y ganaderas en el año 2009". Y En Estimación Directa Simplificada, excepcionalmente como consecuencia de los daños producidos por los incendios forestales y otras catástrofes metereológicas y solamente en las zonas afectadas, se señalan" reducciones fiscales especiales para las actividadesa agrarias".
Con poco más vamos a contar. Las cosas están mal para todos y con nosotros hace tiempo que los gobiernos no cuentan.
Sin embargo la situación actual de bajada del euro favorece y facilita las exportaciones y estoy segura que los de siempre estarán ya haciendo sus buenos negocios. Ayer mismo supimos que el director de la Asociación de Exportadores de Aceite de Oliva y miembro de la Junta Directiva de la Interprofesional de nuestro aceite, Rafael Pico Lapuerta, había presentado en la Ciudad de México una campaña de promoción que costará más de 100.000 euros y que busca "asentar la imagen de España como enseña de calidad y generalizar el uso del aceite".¿Por qué de estas operaciones no nos beneficiamos todos los sencillos trabajadores que apenas nos enteramos de estas cosas, porque no nos las cuentan ni nos las explican?.
Tenemos una gran riqueza en nuestra tierra que nunca la hemos sabido nosotros mismos gestionar, que siempre está enriqueciendo a gentes que no han nacido debajo de un olivo. La hora de Mérida, nuestra hora tiene que llegar arrastrada sólo por nuestras fuerzas y nuestras ganas que son las de la tierra.