lunes, 15 de septiembre de 2014

SIGO LUCHANDO

Todavía sigo de médicos y estoy desesperada. Me escapé al campo, con permiso de alguno de ellos y después a Hondarribia. La casa había que cuidarla.
Allí me sentí mucho mejor, aunque seguía con frio, tos y estornudos.
Al volver han continuado otra vez las citas continuas. Hay una doctora, sobre todo, que se empeña en hacerme pruebas para averiguar perfecta y claramente el síncope que tuve después de la caída.
¿Podría ser a causa del corazón?
Yo lo que creo es que mi problema es otro y los médicos no lo tienen en cuenta. Un problema controlado, pero que produce caídas. Quedan sólo tos y estornudos.
Mi encargado, en particular, se está portando maravillosamente y ni siquiera se quiere tomar vacaciones. Le he dicho que, aprovechando la feria que empieza hoy, use, al menos, todo el mes para descansar y llamar a uno de los trabajadores, dándole la paga necesaria, para sustituirle en el riego que es lo más necesario en estos momentos.
Al final me ha dicho que lo pensará. Hablará con su mujer y su hija que necesitan su atención y poder salir y estar con él.
¡Ojalá lo haga! No se puede estar trabajando siempre con toda la fuerza sin descansar. Y no sólo lo digo por la gente a la que nos entusiasma trabajar, sino por nuestra familia.
Yo tampoco puedo ir a mi maravilloso campo hasta final de mes. Y LLOVERÁ, LLOVERÁ...